Nos quedaba una última etapa de nuestra ruta renacentista por Tarazona y nos hemos dicho: ¿qué mejor ocasión que un viernes? Ya huele a fin de semana, que incluso será puente de cuatro días para los más afortunados… así que nos apetece proponeros hoy el final de ese viaje a los siglos XVI y XVII que comenzamos a finales de septiembre.
Hablábamos de Pietro Morone y del obispo Juan González de Munébrega para vivir el Renacimiento en el Palacio Episcopal y, ahora, para seguir con el recorrido, sólo tenemos que girarnos y admirar, enfrente, la iglesia parroquial de Santa María Magdalena.
En su interior, aparte del retablo mayor, escultura obra de Pascual de Soria y Martín de Ahumel (1556-1557) y otra vez Morone en la pintura, todavía se conserva a la vista parte de la portada de la capilla de San Juan Evangelista, obra del maestro zaragozano Mahoma de Ceuta. Además, es parada obligatoria la ‘Huida a Egipto’ (1531-1535).
Seguiremos nuestro paseo por el Renacimiento turiasonense dirigiendo nuestros pasos por la calle San Atilano para llegar al barrio más alto de la ciudad. Allí, la iglesia de San Miguel arcángel y su decoración interior es la última parada. Si bien no se sabe a ciencia cierta el autor, es probable que el entallador Pierres del Fuego fuera quien esculpiera los elementos decorativos de este templo. Están inspirados en la Normandía renacentista. A la misma mano pertenecen, con seguridad, los motivos en yeso del dormitorio y el sobreclaustro.
Para el final dejamos lo mejor: el retablo mayor de la iglesia de San Miguel es el mueble renacentista más relevante de la ciudad. Su interés no sólo radica en su arquitectura lineal, novedosa para la época, sino, particularmente, en la iconografía, reflejando el papel de los ángeles y los arcángeles en la salvación como mediadores entre Dios y los hombres. Un curioso colofón para una preciosa ruta artística.
