Premiados en el Concurso de Cuentos «Erase una vez… La catedral»

Continuamos con la publicación de los cuentos y poesías que fueron premiados, durante el concurso celebrado en el mes de abril. Hoy os dejamos con «El incrédulo mercader» de Sara Ledesma, que recibió una mencion de honor en el género de cuento. Esperamos que os guste tanto como a nosotros!

EL INCRÉDULO MERCADER

Tras una guerra que tuvo lugar en los alrededores de Tarazona, la Catedral de Santa María de la Huerta sufrió grandes daños. La población de Tarazona, junto con todos los gremios de la ciudad, decidió buscar dinero para poder reconstruir la catedral.
En el gremio de los canteros había dos hermanos muy hábiles en tallar la piedra que solían trabajar para un rico mercader, el cual estaba muy contento con el trabajo de los dos hermanos.
Un día, los dos hermanos decidieron acudir al consejo que se iba a celebrar en la ciudad con todos los gremios involucrados en la restauración de la Catedral. Ellos pretendían solicitar a un rico mercader la financiación de la obra, aprovechando la buena relación que tenían con él, y así lo hicieron. Los hermanos plantearon en el consejo la posibilidad de obtener el dinero del rico mercader. Pese a las dudas y oposición de algunos gremios, el consejo decidió solicitar dicho dinero.
Pero el rico mercader era algo avaro, y al plantearle los dos hermanos la posibilidad de aportar el dinero necesario para la restauración, este se negó alegando que sus negocio no iban bien.
Los dos hermanos le indicaron que si él no colaboraba en la obra de la restauración de la Catedral, podría suponer un agravio hacia la Virgen en ella venerada y a su vez una pérdida considerable de beneficio en sus negocios. El rico mercader dijo que no creía en supersticiones ni en castigos divinos.
Con el paso del tiempo el rico mercader comenzó a perder dinero en sus negocios, hasta el punto que tuvo que empezar a vender parte de sus propiedades.
Una noche mientras hacía sus cuentas recordó la advertencia que le habían hecho los dos hermanos canteros y viendo lo mal que iban sus negocios decidió donar todo lo que le quedaba para la reconstrucción de la Catedral; al día siguiente se presentó en el consejo de la ciudad para expresar la equivocación que había cometido al negarse a financiar las obras de la Catedral y que por ello donaba todos sus bienes para las obras.
En el consejo se produjo una gran alegría y satisfacción por la donación y decidieron comenzar cuanto antes las obras.
Transcurrido un tiempo, el rico mercader comenzó a rehacerse de todas la pérdidas que había sufrido desde que se negó a donar dinero para las obras de la Catedral.

Sara Ledesma Lázaro en el género de cuento. Mención de honor

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