Encuentra un avestruz en la Catedral de Tarazona

Un avestruz… y una mantícora. Están en la girola. Son alegorías góticas del siglo XIII que pretenden reflejar la lucha entre el bien y el mal a través de la representación de animales y seres mitológicos. Porque la época del gótico era época de leyendas. Creían en bestias que podían hacer daño a la población o salvarles de los peligros que les acecharan. La mantícora, situada a la izquierda de la puerta del trasagrario, es una especie de quimera con cabeza humana, cuerpo de león y cola de escorpión con la que mataba a sus presas. Además, su boca en forma de trompeta era capaz de entonar una dulce melodía con la que atraía a las personas para comérselas. No en vano, su nombre procedente de la mitología persa, significa “devoradora de personas”. Y al otro lado de la puerta, en contraposición al mal de la mantícora, tenemos al avestruz. Esta ave representaba la fortaleza y la constancia. Según contaba la fábula, en condiciones adversas podían alimentarse de hierro o de metal para sobrevivir. Por eso, en la Catedral de Santa María de la Huerta está pintada con una herradura en el pico.  A menudo se utilizaban las aves como símbolo del bien comparándolas con el alma, ya que pueden ascender y alejarse de lo terrenal en busca del cielo.

Manticora. Catedral de Tarazona. Fundación Tarazona Monumental.
Mantícora. Bestiario medieval de la Catedral de Tarazona
Avestruz. Catedral de Tarazona. Fundación Tarazona Monumental.
Avestruz. Bestiario medieval de la Catedral de Tarazona

Pero estas representaciones pictóricas de personajes mitológicos sólo ocupaban una pequeña parte de los muros catedralicios. El resto se decoraban con imágenes que buscaban el adoctrinamiento cristiano de la población. ¿Por qué se hacía así? Porque en aquella época muy pocas personas  gozaban de  acceso a la cultura y la educación. La mayoría de la gente (entorno al 95%) no sabía leer ni escribir, y la iglesia se encontraba con un gran obstáculo para hacer llegar las sagradas escrituras a los fieles. Hallaron en las pinturas murales un recurso fácil para la divulgación religiosa y a la vez, la ornamentación de los templos. Por esta razón, la decoración de los edificios góticos era mucho más colorista. A día de hoy, en la Catedral de Tarazona se conservan fragmentos de esta policromía en arcos y bóvedas de la girola. Y se pueden ver representados en sus muros a varios personajes bíblicos: en el lado de la Epístola (a la derecha del altar mayor) se encuentran Santa Marta cocinando, Santa Ana con la Virgen y el niño y la representación de la Fe. También está San Pablo y, junto a él, una mujer durmiendo. Y en el lado del evangelio (a la izquierda del altar mayor) hay varias figuras femeninas de las que no se sabe con certeza su identidad.

Santa Ana. Catedral de Tarazona. Fundación Tarazona Monumental.
Santa Ana con la Virgen y el niño
Pinturas góticas Catedral de Tarazona
Pinturas góticas de los pilares del Altar Mayor de la Catedral de Tarazona.

Pero sin duda la que destaca la Fundación Tarazona Monumental en sus visitas guiadas es la se encuentra en uno de los sagrarios del altar mayor: la crucifixión de Jesús. Es la mejor conservada dentro del conjunto de pinturas góticas de la Catedral de Santa María de la Huerta. Está situada en el interior del que se cree que fue el primer sagrario del templo. Es sorprendente contemplar aún hoy en día la intensidad de sus colores y el estado de conservación en el que se encuentra. Después de tantos siglos y de haber sido cubierta por varias capas de pintura, la última restauración consiguió que el visitante pudiera verla hoy, casi en el mismo estado que cuando fue pintada hace unos setecientos años.

Crucifixión de Jesús. Sagrario de la Catedral de Tarazona.
Crucifixión de Jesús. Sagrario de la Catedral de Tarazona.

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