Tarazona apuesta por el arte contemporáneo aragonés a través del legado de la Fundación Maturén

Que Tarazona es sinónimo de arte es un hecho incontestable: la Catedral, el Palacio Episcopal, la vieja Plaza de Toros octogonal, sus iglesias y antiguos palacios y la cantidad de tesoros figurativos que albergan así lo atestiguan. Pero este arte se asocia a estilos más clásicos, de cuando Tarazona se erigió como ciudad importante, confluencia de caminos entre los Reinos de Aragón, Castilla y Navarra, y de cuya conservación y difusión se encarga en gran parte la Fundación Tarazona Monumental.

Ahora, esta Fundación se plantea un nuevo reto: reposicionar la ciudad como importante foco del arte contemporáneo aragonés, para lo que se encuentra ultimando los detalles de la importante exposición que se inaugura el próximo viernes, 16 de diciembre, en la antigua iglesia de San Atilano con los fondos donados a este organismo por parte de la extinta Fundación Ángel Maturén.

La muestra permanecerá en la antigua Iglesia de San Atilano entre el 16 de diciembre y el 29 de enero.
La muestra permanecerá en la antigua Iglesia de San Atilano entre el 16 de diciembre y el 29 de enero.

La Fundación Maturén, impulsada por el propio pintor Ángel Maturén en 1997, tuvo como sede (durante la prolongada estancia de este pintor aragonés en la ciudad) la propia iglesia desacralizada de San Atilano, de propiedad municipal. Su intención fue crear una colección de arte contemporáneo y su correspondiente museo en Tarazona y logró posicionar por aquel entonces a la ciudad como cuna del arte contemporáneo en Aragón. Desde el verano de 2015 cedió todos sus fondos a la Fundación Tarazona Monumental, con el objetivo de dar continuidad a este objetivo.

Este legado consta de 53 obras en total: 50 de la colección de arte contemporáneo de la antigua Fundación Maturén, entre las que se encuentran doce del propio Ángel, y otras 3 procedentes de la colección privada del hijo del pintor, Víctor Esteban, que fue quien materializó la donación.

Del total de obras, las 15 que pertenecen al artista representan el mayor número de épocas posibles, ya que abarcan la pintura figurativa, neoexpresionismo y transvarguardia, y la abstracción que pintó durante su estancia en Tarazona, que encumbró su carrera artística. Esa abstracción, caracterizada como matérica y rotunda y en la que usa materiales metálicos, fue considerada por críticos de arte como Ángel Azpeitia y Manuel Pérez-Lizano, como la época más personal, única, interesante y representativa de Ángel Maturén, incomparable a lo que se había hecho antes. Entre ellas, destacan las pinturas figurativas; “Cuervos”, Perspectiva con árboles II” y “Paisaje con troncos”, correspondientes a su época más neoexpresionista y que fueron las más de más grandes dimensiones que pintó en su vida.

El legado que la familia Maturén donó a Tarazona Monumental comprende 53 obras de artistas contemporáneos aragoneses.
El legado que la familia Maturén donó a Tarazona Monumental comprende 53 obras de artistas contemporáneos aragoneses.

El resto de obra de la Fundación Maturén corresponde a artistas que participaron en las iniciativas de esta institución para la difusión y promoción de la plástica contemporánea aragonesa con muestras de artistas emergentes y consagrados como Sergio Abraín, Santiago Arranz, Ignacio Fortún, José Mª Martínez Tendero, o Jan Van Eden, entre otros.
Ahora, la Fundación Tarazona Monumental se encuentra ultimando los detalles de la exposición que, desde el próximo viernes 16 de diciembre y hasta el 29 de enero, volverá a posicionar a la ciudad como referente de un arte que ha dado grandes referentes en Aragón.

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