Rutas: el Renacimiento de Tarazona (I)

Nos hemos empeñado en que nunca os canséis de pasear por Tarazona. Que cada día tengáis cosas nuevas para ver o conocer y que, si es vuestra primera visita, os veáis obligados a volver por todo lo que se ha quedado en la recámara. Así que aquí estamos otra vez, con nuestro pequeño granito de arena, para proponeros otra de nuestras rutas por la ciudad. Esta vez, vamos a viajar 500 años en el tiempo: nos adentramos en la Tarazona renacentista.

El Renacimiento en Tarazona
El Renacimiento en Tarazona

En pleno siglo XVI, la capital del Moncayo experimenta un desarrollo económico sostenido que se traslada al campo de las artes. La Catedral supone el primer hito, con el púlpito, obra de Pedro de Cervellera, como exponente del renacimiento inicial turiasonense. Aunque no se puede visitar todavía, sí que podemos acercarnos a otros ejemplos de esta época de genésis: el retablo de la capilla de la Purificación, los sepulcros de los deanes Lope y Gonzalo Conchillos y el retablo de la capilla de San Pedro y San Pablo, atribuido a Pedro de Heredia y levantado entre los años 1514 y 1519.

Hasta aquí encontraremos elementos arquitectónicos que no cumplen al cien por cien con los cánones renacentistas. Sin embargo, se empieza a descubrir su inclinación por el nuevo estilo… Así que vamos a avanzar en la ruta y nos vamos a ir al Renacimiento más pleno. Y otra vez aparece la Catedral y el interior del cimborrio y, a escasos metros, la iglesia del convento de San Francisco. Allí hay varios elementos de este movimiento artístico: los adornos en yeso o exornos de la capilla mayor y la escultura del secretario del emperador Carlos V. Esta obra, valiosa como pocas, pone de manifiesto el nivel alcanzado por Tarazona en 1530 como centro artístico.

El Renacimiento turiasonense no termina aquí, quedan muchos detalles del Ayuntamiento, del Palacio Episcopal,… pero esto será para la próxima entrega, así que: ¡permaneced atentos a nuestro blog!

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