Rutas: el Barroco turiasonense

En la última ruta que os propusimos viajamos a los siglos XV y XVI. Volvimos a la cultura clásica y al humanismo conociendo las mejores muestras renacentistas de nuestra ciudad. Hoy también nos desplazamos en el tiempo, pero un poco menos: nos vamos a quedar en el XVII y en el XVIII. Conozcamos la Tarazona barroca.

Detalle del Retablo de la Virgen del Río de Tarazona
Detalle del Retablo de la Virgen del Río de Tarazona

Este movimiento artístico, sucesor en el tiempo del Renacimiento, se caracteriza por la expresión de nuevos valores y sentimientos, por ser más cercano al romanticismo. Evoca la fantasía y la imaginación en una forma plástica que, en escultura y arquitectura, da lugar a obras muy decoradas e incluso a veces sobrecargadas. A esta ruta deberíamos incorporar la mayoría de los conventos de la ciudad, ya que todos fueron fundados o reformados en este periodo, pero resulta ante todo interesante marcar varios ‘imprescindibles’ del Barroco turiasonense.

Y comenzamos otra vez por la Catedral, mezcla de estilos, seña de identidad y capilla sixtina. Cuando se pueda visitar, recordad contemplar su retablo mayor, realizado por los bilbilitanos Jaime Viñola y Pedro Martínez y policromado por los turiasonenses Agustín Leonardo y Gil Ximénez Maza. Otro punto ineludible de la ruta está en nuestro templo conventual franciscano y en su pieza central, también proveniente de los talleres de Calatayud y sus artistas barrocos.

De conventos está el recorrido, así que nos vamos a La Merced y, ya del siglo XVIII, admiramos su retablo mayor. Es una pieza de notable calidad artística y, aunque fue esculpido por un fraile, goza de interesantes concomitancias con la obra de los hermanos Churriguera, iconos del barroco español.

Los patronos de nuestra ciudad, con sus templos, son también paradas obligadas de este recorrido. La iglesia de la Virgen del Río es una muestra muy representativa de este estilo artístico en Tarazona y, a pesar de que el templo sigue aún cánones clásicos, el retablo es ya pleno barroco. El otro patrón, San Atilano, en su edificio singular levantado sobre casa de sus padres, también es muestra del sentimiento y romanticismo de los siglos XVII y XVIII.

Dejar respuesta